“… de
repente el cielo se tiñó de rojo sangre, me detuve (…) mis amigos continuaron y
yo me quedé quieto, temblando de ansiedad, sentí un grito infinito que
atravesaba la naturaleza.”
Edvard Munch y su obra ‘El grito’ (1893), muestran de forma concreta
la idea principal de éste movimiento artístico, representando el fuerte
desaliento del hombre moderno a partir del fin del siglo XIX e inicios del siglo XX, con varios antecedentes
adoptados de Vincent Van Gogh, en
cuanto a técnicas artísticas se refiere. Pintó ‘El Grito’ en París, sin duda una
de las cunas del pensamiento contemporáneo y de las sublevaciones sociales. En
la pintura se puede analizar una doble postura frente al significado: por un
lado, el autor pretendía plasmar una realidad personal, inevitable; y por el
otro, identificar y concretar una crítica a la realidad socio-política que se
veía en la época, gracias a las desigualdades económicas y demás de la
Revolución Industrial. Ésta última fue
un hecho histórico que marca un antes y un después no solo en la historia del
pensamiento social y político, sino además, como fundamento en la forma
organizacional de las sociedades a través de la historia.
“Lo que está
arruinando el arte moderno es el comercio, al exigir que los cuadros se vean
bien una vez que se los cuelga en la pared. No se pinta por el deseo de pintar o
con la intención de pintar una historia. Yo que fui a París hace siete años lleno
de curiosidad (…) estaba dispuesto a dejarme llevar por el entusiasmo, lo que
sentí fue sólo repugnancia.”
–Edvard Munch
refiriéndose a la realidad francesa de la época.
Se dice que el lugar en el que se desarrolló la
pintura, era un mirador donde se inspiraban muchos artistas viendo el paisaje
de Kristiania, Oslo. Un lugar de numerosos suicidios donde incluso uno de
los amigos de Munch, se quitó la vida; también se podía observar un manicomio.
La temática de este estilo no le da relevancia a la sensación
de los colores o a la armonía de sus mezclas, sino al planteamiento de
conflictos íntimos (soledad, dolor, tristeza y amargura) que poseen un significado
angustioso y desgarrador.
Munch después de pasar esa tarde misteriosa, sintió la
necesidad de plasmar un grito. Un grito que no sólo debía expresar palabras ni
ser escuchado, sino que para él el grito venía de todo lo que lo rodeaba.
En su esmero por originar dicho grito que atravesaba la
naturaleza y que el autor pudo percibir, las circunstancias se dieron y así consiguió
motivarse en crear una obra de arte. Aquel melancólico atardecer, y todos los
problemas producidos a lo largo de su vida, daban vueltas en su mente, lo
perturbaban, de tal manera que todo contribuía a que aquel grito mudo se
estructurara encerrado en el lienzo.
Varias de sus obras nos reflejan su angustiosa vida marcada
desde la niñez. Perdió y vio morir a su madre cuando era un niño aún, su
hermana sufría de un trastorno bipolar y fue internada. Murió cuando Munch tenía
15 años. Adicionalmente, la convivencia con su padre fue muy compleja y suscitaba una barrera de mala comunicación.
De los diversos
problemas y cuestiones familiares, sin olvidar los propios, nació su
personalidad conflictiva y desequilibrada, la cual hizo que él mismo se
internara en un hospital mental. Sin embargo consideraba que dicho trastorno
era gracias a su genio.
Sus obras se enfocaban sobretodo en angustias y
temas existenciales, que de cierta manera, le ayudaba a liberarse y relajarse de
su carga cotidiana, y ‘El grito’ es un claro y absoluto ejemplo de aquella
liberación. Esos sentimientos y tragedias humanas se resumieron en una
serie de pinturas que llamó ‘El friso de la vida’, donde pueden observarse tres
temas principales: el amor, la angustia y la muerte.
Es importante señalar que luego de un análisis de libros personales
del artista y estudiar diversos impactos topográficos de la época, se llegó a la conclusión que el cielo rojizo del
lienzo, se debe a las erupciones del volcán Krakatoa, en Indonesia, producidas
en 1883. Los gases expulsados por el volcán llenaron la atmósfera de Noruega
desde noviembre de 1883 hasta febrero del año siguiente.
Hasta ahora se había creado una idea errónea de que la única fuente de inspiración para ese
cuadro tan inquietante había sido la muerte de sus familiares, sin embargo, las
erupciones del volcán, inspiraron el contenido dramático de su más famosa obra.
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